martes, 3 de junio de 2008

Lavapiés


Aguardiente
un tablón pintado en algún bar de Lavapiés.
Cuándo no importa.
No estoy sola,
me acompaña el recuerdo,
sentado a mi derecha
me abraza.
En frente de mi unos labios manchados de vino
ríen y cuentan historias.

Aguardiente
y un cigarro entre mis dedos
humo exhalado de mi garganta
convertido en aire, y después en
nada.
Busco miradas que se detengan,
que me regalen un instante.
Qué absurdo.

Mi cuerpo,
en algún lugar de Madrid
que ya no me resulta familiar.
Miro mis manos de anciana,
y pienso
tal vez esperé demasiado.
Hoy nada importa.

Ahora, grita.


3 comentarios:

lágrimas negras dijo...

Hemos corrido por Lavapiés con un rioja en vasos de plástico. Se nos ha derramado el vino en el abrigo,y os vi luchar en las escaleras mecánicas. Hicimos pompas de chicles suicidas y casi nos meamos encima... y qué buen día de estudio suplantado no? y por cierto... qué fue del chicle del parque? aguantó ahasta la mañana o cayó al suelo como un vulgar chicle?

campanilla dijo...

Cualquiera sabe. Y pensar que esa noche dejamos en manos de un chicle nuestro destino..... ¿luchamos en las escaleras mecánicas? vaya, de eso si que no me acordaba!! que más hicimos?

Peter Pánico dijo...

Loving Lavapiés!