sábado, 30 de mayo de 2009


Huyo
estallo la mirada contra el
fondo de este vaso,

que no existen más ventanas
sino cristales que atrapan preguntas.

Qué pasa, ¿es que ya no te hago reír?

Te miro como petrificada

con la tranquilidad ficticia
de mi entereza hecha pedazos,

con esta boca que nunca sabrá cómo pedirte
un instante más
-el último, ¿vale?-
antes de que tu mano abrace el picaporte.

Y tú

Te levantas
avanzas
me miras y lo abrazas,
me miras y dudas,

pero atraviesas.


entonces balbuceo algo como

inconsciente

como invierno
la voz se arrastra

por una garganta que parece ser la mía.

Joder, ¡qué frío!

Intuyo un martes que rebosa vida
al otro lado del cristal
a millones de pasos de mí.

aquí
no queda nada
más que el eco de tus zapatos
y el golpe
de la última puerta cerrada,

la espera de uñas mordidas
de cabeza gacha
y manos viejas,

el espejo

y la tristeza de enfrente
que parece ser la mía.

jueves, 28 de mayo de 2009

Waking Life



(El sueño es destino)

Ten Years After

1957


"I know I'm no glamour girl, and it's not easy for me to get up in front of a crowd of people. It used to bother me a lot, but now I've got it figured out that God gave me this talent to use, so I just stand there and sing".

"It isn't where you came from,
its where you're going that counts"





1967




"I always wanted to be an artist, whatever that was, like other chicks want to be stewardesses.
I read. I painted. I thought"


"On stage I make love to twenty five thousand people;
and then I go home alone"






- Joder, ¿has visto éso?
-¿El qué?
- Pues como un flash, allí a lo lejos.... mira!
- Ya..es una tormenta eléctrica. Son muy normales en verano... fíjate qué temperatura hace y qué oscuro está el cielo. Pero es que estamos en mayo...
- Ah! Es verdad, que estoy hablando con un Scout. ¿También sabes hacer fuego con piedras?
- Jaja, a ver, lo de las piedras hija mía.... Ya te haré un cursillo para cuando vayamos a patearnos Galicia, y te pierdas, y tengas frío, entonces te acordarás de mí.
-...y calcular la distancia de la tormenta?
- Jaja, pareces una niña pequeña preguntándolo todo otra vez.
Mira. Tú cuentas el tiempo que pasa desde que ves el flash hasta que oyes cómo el cielo se rompe. Entonces lo multiplicas por la velocidad del sonido...
- Entonces ésta debe estar lejos, porque no oigo nada... ¿alguna vez has tenido una tormenta encima de tu cabeza?
- Sí, una vez, en la tienda de campaña, y joder, la verdad es que pasé miedo...
A veces pienso.... bueno, es una gilipollez. Pero a veces pienso que me gustaría quedarme en el segundo anterior. ¿Sabes? Y disfrutar el instante un poquito más antes de que ocurra. No veas cómo acojona que el cielo estalle encima de ti...
-La abuela... ¿te acuerdas qué miedo le dan las tormentas? Siempre nos dice que nos quedemos con ella en casa. Ahora mismo debe estar...
- No, pero a la abuela, lo que le da miedo no es la tormenta.
- ¿Cómo que no?
- No. A la abuela, lo que le da miedo son los truenos, el estruendo que se escapa de arriba.
Porque dice que, todavía, le recuerda a la guerra.

sábado, 23 de mayo de 2009

Me detengo a pensar, a menudo, en la historia del hombre-casualidad.
Y le llamaré así, porque realmente ni sé su nombre, ni me atrevo si quiera a intuirlo, a imaginármelo.
Ojalá lo supiera.

El hombre-casualidad era quien era por sus circunstancias, y vivía con ello sin darse cuenta. No existe otra explicación posible a lo que sucedió en su vida, aunque yo muchas veces la busqué.
Demasiadas.

Me obsesioné tanto con su historia, que pasaba días enteros convirtiéndome en la repetición juguetona de sus pasos, recorriendo la calle alargada de su sombra.

Lo hacía para sentir el vuelco cuando él se detenía en seco y, sin previo aviso, sin yo esperarlo, se giraba para buscar la mirada que le provocaba un incómodo picor en la nuca.
Entonces era divertido.

“Coloréame una vez. Coloréame dos veces.”
No me separo de aquella canción.

Lo hacía y no me cansaba porque además, necesitaba comprender el misterio de aquél hombre, y deshacerme de la impotencia de no saber y querer saber. Es insoportable. No le deseo a nadie que algo le reconcoma.

“Si tuviera que borrar días, empezaría por ayer y todo lo que cabe en esa palabra.
O mejor, te borraría ti, y llenaría sacos enteros de ayer.”

Pensaba en eso cuando el hombre-casualidad miró el mundo tras su espalda.
Miró y lo hizo de frente.
Como nunca lo había hecho.

“Coloréame una vez, coloréame dos veces…”

Desde entonces no volví a seguirle.
Y él nunca supo de mí.
Y yo nunca supe su nombre.

jueves, 21 de mayo de 2009

Swing, Swing





- Y... ¿dónde decías que me llevabas a bailar esta noche?

martes, 19 de mayo de 2009

Blue train



- En mi bar hay mesas de madera redondas, y bajo ellas, zapatos buscando tacones.
- Mi camarero limpia el frágil vaso de cristal en el que está a punto de derramar whisky.
- Cerca del escenario, el hombre de sombrero gris, camisa blanca y tirantes, escupe palabras en forma de humo.
- Suben, bajan y se llenan del ambiente, se enredan en el cigarrillo de la mujer que acaba de entrar porque casualmente llueve
- y desaparecen en los húmedos labios rojos de mi escena en blanco y negro.

domingo, 17 de mayo de 2009

5am

Y quiero que tus huesos se partan en cada esquina,

que tropieces una vez

y otra vez

y otra vez

en la boca equivocada, que abras los ojos y entonces

me recuerdes



quiero que tu guitarra azul suene a mí

Y a ti,

A ti también.



No pido más.

Pido mis manos en tu guitarra.



Y quiero que encuentres a la persona perfecta

La que encaje contigo

Y te quiera,

La que te mueva por dentro.



La persona perfecta.



Quiero que estés entre ella y un silencio

en una acogedora terraza con vistas al mar

O sobre las luces de Toledo,

donde nunca fuimos,

(por cierto)

entonces

quiero que tus labios no se muevan

porque has olvidado amar

y te rompas cuando sientas

que no sabes,

que no puedes.



Inténtalo otra vez.

Vamos, es fácil

Sólo tienes que sentirlo.

Entonces

quiero que toques el hueco de tu pecho,

y parezca que una aspiradora del tamaño del mundo

se ha tragado tu corazón,

y lo ha escupido en ninguna parte.


Y así, al menos,

no me sentiré tan estúpida

cuando alguien dice que me quiere.



y quiero que te mires dentro

entre los huesos

entre los ojos.


Recuérdame en los restos de los restos.



Y despierto

Avanzo

Pienso

Avanzo

Duermo y despierto.



Me siento sola y estúpida

recorriendo un pasillo

con mis huesos encarcelados entre paredes

que también te han encerrado a ti,

y nos atrapan todavía.



Y mi guitarra…

el problema está en la guitarra

que ya no puedo ni tocarla

ni afinarla,

que suena menos a mí, que suena más a ti siempre,

y aquí siempre es todavía.

martes, 12 de mayo de 2009

Rock´n´Roll Psychosis




Veamos. Si hay algo que de verdad me revienta, es que, después de haberme mentalizado de la pila de folios que sorprendentemente soporta mi mesa, que después de haberme repetido, una y otra vez, estudia, empolla, hinca los codos hasta que les salga sangre, hasta que te marees entre tanta letra y tanta línea y tanta planta de cámara, hasta que pierdas la cuenta del tiempo y te levantes con culo y espalda pegados a la silla, vamos, tú puedes, el jueves ya sales con todas las de la ley, aguanta, baja la cabeza, céntrate, ¿qué coño haces? deja la guitarra, no, no es momento de llamar por teléfono ni de ponerte a colgar fotos en la pared, tampoco de ponerte a buscar aquello que perdiste bajo de la cama hace no sé cuanto tiempo, ¿qué coj...?

Pues bien, después de haber interiorizado todas esas palabras, y de tener la intención de no fallarlas, recibo una inocente llamada de una inocente persona, con un inocente plan: "hoy, a las 21:30, tocando for you, en la gruta 77. Vamos, anímate."

Mierda. Lo tuvo que decir.
La carne es débil. Y el oído ni te cuento.

lunes, 11 de mayo de 2009

Lucía llora porque una racha de viento
le ha quitado el globo de las manos.
Carlos acaba de apuntarse a Arte Dramático,
únicamente porque está cerca de su casa
y porque no sabe qué otra cosa hacer con su vida
sin ella,
y porque, sin proponérselo,
sin buscarlo ni quererlo
acaba de darse cuenta que
todo vuelve a empezar.
Marcos acaba de enamorarse de la camarera
que sirve el café más amargo del mundo
porque ésta le ha sonreído y por un instante
no ha pensado en el asiento vacío de Marta.
Cinco moscas corretean por mi mesa.
Su vida no es mucho más larga que la de un niño
en un lugar que probablemente nunca conoceré
y del que menos me hablarán.

Y aún así el mundo no se calla.
el mundo no se calla por mucho que a ti te escueza el alma,
por mucho que te niegues a caminar como una hormiga más
por mucho que te duela saber que sentimos lo mismo y
no somos capaces de hablarnos,
ni siquiera de mirarnos.

El mundo sigue girando
hablando
engañando
haciendo ruido
mucho ruido
matando

gritando y girando,

haciéndote creer que una vida no vale más
que una insignificante mosca
que pasa el tiempo
en una mesa del cuarto piso.
El mundo gira
y yo debería sentirlo bajo los pies,
debería.

Pero yo hoy sólo sé estar triste
porque a Lucía se le ha escapado su globo
y Marta ha dejado el café amargo en esa taza
porque Carlos sólo conoce respuestas por casualidad
porque

hoy,

la vida es un día más corta
y a mí sólo me queda seguir escuchando,
o rogarle al mundo que se calle.

domingo, 10 de mayo de 2009

- ¿Por qué no la sueltas ya?
- ¿El qué?
- Esa palabra, que cuelga de tu labio.

Changing Places




Para C.
Para que vuelvas.

sábado, 9 de mayo de 2009



comerse a abrazos
abrazarse a besos

Elige bien, que queda mucho por ver y poco tiempo para hacerlo.

No sé si me entiendes (Escrito por Lázaro y Campanilla)


-¿Hace cuanto tiempo que nos conocemos?- la pregunté.

Ella me miraba con cara de desconcierto, yo con cara de hambre.

-Pues, recuerdo… en aquel bar, cuando me pediste ayuda para sacar la moneda de la mesa de billar. Llevabas todavía la escayola…

-Sí, es verdad, acababa de romperme el brazo haciendo el subnormal con Cristian y tú llevabas ese ridículo sombrero morado que te quedaba tan bien. Pero no, no te pregunto eso. Te pregunto por el tiempo. ¿Cuánto tiempo hace? – se lo repetí mientras me llevaba el cigarro a la boca.

-Hmm… Si no recuerdo mal, eso fue hace 3 años, ¿no? Por Noviembre…- alargó su mano y con una caída de ojos me lo quitó de entre los labios.

-Bien, si, y de esos 3 años… -le di un trago a la cerveza- … de esos 3 años, ¿cuánto tiempo hemos pasado juntos?

-Jaja… ¿Qué coño te pasa? ¿A qué vienen estas preguntas?

-Vamos, piensa. Quiero saber qué ha sido tuyo y mío al mismo tiempo.

-Te está afectando el porro… Ya te dije que…

-Princesa- la corté- esto es importante para mí, ahora.

Entonces hubo uno de esos silencios que deberían de venir en el diccionario como una de las acepciones de cuchillo, me miraba fijamente como si quisiera atravesarme y mirar lo que había detrás de mi nuca.

Uno, dos, tres segundos…

-¿Valen también las noches que te quedas dormido babeando mis rodillas con la tele puesta?

-Tanto como tus magníficos ronquidos en el coche…- contesté.

Uno, dos, tres segundos…

-Vale, quieres que sume cada uno de los momentos que hemos estado juntos y te diga cuánto tiempo es eso.

-Sí.

-Joder, yo que sé, mucho tiempo. Mucho. No te entiendo, de verdad. A veces eres insoportable.

-Yo creo que mucho es igual que el parchís- Posé la cerveza en la mesa.

-¿Cómo?

-Sí, todos juegan de una manera diferente, llegas a casa de un colega y os ponéis a jugar al parchís unos cuantos, siempre hay alguno que hace algo raro, y dice: “es que en mi casa jugamos así”. A “mucho” le pasa lo mismo, en cada casa se entiende de una manera distinta, hay diferentes reglas. Tu “mucho” de tu equipo verde es un “poco” en mi equipo azul. ¿Me entiendes?

-No hay quién te entienda. Yo creo que hemos estado mucho tiempo juntos, si al principio te ponías nervioso cuando no sabías de mi en unas horas.

-Princesa, pasamos noches enteras sin más entre nosotros que el sonido de la piel rozándose, pero en todo éste tiempo nunca hemos hablado de nosotros.

-¿Qué no? No tenías que haberte fumado aquel porro… ¿te estás olvidando de aquellas discusiones alrededor de un cenicero que terminaba por rebosar?

-Hablábamos de nuestra relación, del qué somos, qué quieres que seamos, etc. Yo hablo de hablar de lo que sentimos, el uno por el otro, de eso no sabemos nada.

-Ya lo sabes, yo, te quiero- empezó a frotarse los muslos con la palma de las manos, lo hace cuando se pone nerviosa.

-El te quiero, también es como el parchís.

-No, mierda, el te quiero es igual en todas partes, en todos los países del mundo, en todas las bocas y en todas las carreteras.

-Te equivocas, baby, el te quiero en tu casa verde es un quiero estar contigo, te quiero a ti conmigo, no te vayas, necesito un rato más, traeme una cerveza, súbete los pantalones…

-¿Y se puede saber qué es en tu casa azul?

- En mi casa azul te quiero significa mucho más.
Significa un no puedo vivir sin ti,
Un el mundo pesa lo mismo que mi chaqueta de los Domingos
si estás a mi lado el Lunes.
Significa que desaparece el fantasma que habita entre mis huesos
y nacen bandadas de mariposas en mis calzoncillos.
Cuando digo que te quiero,
quiero decir que miro a esos ojos tuyos de tres colores
y un puño de acero me aprieta el corazón
y lo hace invencible.
Quiero decir que me olvido de la gente que me rodea,
de sus tonterías, de sus llegas tarde, de sus deberías.
Cuando digo que te quiero,
quiero decir que te quiero cuando me colocas el cuello de la camisa,
que te quiero cuando olvidas la fecha de mi cumpleaños,
cuando te empapizas con un tequila,
que te quiero cuando soplas el pelo que te cae por la cara,
cuando te pones de puntillas para quitarme una pelusa del pelo.
Si digo que te quiero,
digo que soy feliz aunque se caiga el cielo a pedazos,
digo un no me olvides,
digo que te quiero.
No sé si me entiendes.

miércoles, 6 de mayo de 2009

El cielo sobre Berlín




Cuando el niño era niño
iba con los brazos colgantes
quería que el arroyo fuera río
que el río fuera torrente y este charco el mar

Cuando el niño era niño
no sabia que era niño
todo le parecía animado
y todas las almas eran un todo

Cuando el niño era niño
no opinaba de nada
no tenia ningún hábito
frecuentemente se sentaba en cuclillas
de pronto se echaba a correr
tenía un remolino en el pelo
y nunca posaba para tomarle una foto

Cuando el niño era niño
era el tiempo de estas preguntas

¿por qué yo soy yo y no soy tu?
¿por qué estoy aquí y por que no allá?
¿cuándo empezó el tiempo y dónde acaba el espacio?
¿es la vida bajo el sol tan solo un sueño?
lo que veo y oigo y huelo
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿realmente existen el mal y gente que es mala?
¿cómo es posible que yo,
que existo,
no haya sido antes de existir y que alguna vez yo,
que existo,
ya no seré quien soy?

Cuando el niño era niño
le costaba tragar las espinacas,
los chicharos, el arroz con leche y la coliflor al vapor
y ahora come todo, no solo por necesidad.

Cuando el niño era niño
alguna vez despertó en una cama extraña
y ahora lo hace seguido.
Muchas personas le parecían bellas y ahora,
solo en ocasiones de suerte.

Se imaginaba claramente un paraíso y ahora,
cuando mucho, lo adivina.
No podía pensar una nada
y hoy se estremece ante ella.

Cuando el niño era niño
jugaba entusiasmado
y ahora se concentra como antes
solo cuando se trata de su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y así sigue siendo

Cuando el niño era niño
las moras le caían en la mano
como sólo ellas lo hacen
y así sigue siendo.

Las nueces frescas
le escalaban la lengua
y así sigue siendo.

En cada monte ansiaba
el monte más alto y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y sigue siendo igual.

En la punta de un árbol
cortaba las cerezas emocionado
como lo sigue estando.

Era tímido ante los extraños
y lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y la sigue esperando.

Cuando el niño era niño
tiraba un bastón como
lanza contra un árbol y ésta aún sigue

vibrando ahí.



Escrito por Wim Wenders y Peter Handke.
Tomado de la pelicula "Der Himmel Über Berlin" (El cielo sobre Berlín)
Wim Wenders (1987)

martes, 5 de mayo de 2009



... debería caminar con un altavoz gigante sobre los hombros.

Madre:



Padre:





A vosotros,
sencillamente porque sois vosotros,
y ninguna otra persona.





Demasiada luz.
No importa.


Creo que voy a volverme loca,
miré el teléfono y recordé sus curvas.
Había un tres…. o era un seis?
El dedo sigue sin decirme la combinación exacta.
El camino sobre el teclado, era fácil, lo hacía sin mirar.

Eso sí lo recuerdo.
Puede que sea lo único,
y que estos números no coincidan nunca
que el teléfono siga sin darme su voz
y yo siga volviéndome loca.
Me concentro en la fiesta de números. O vorágine de curvas.
Segundo intento.
Compro vino a las nueve de la mañana,
vino rojo, áspero, enfermizo, adictivo.
o dulce, según cómo se mire.
Ni siquiera me gusta.
Me encuentro parada entre dos secciones
pensando en esa estúpida palabra:
recall, en inglés, recordar
o volver a llamar, según cómo se mire.

Maldita palabra de cartón barato.



Llorar de risa
Reír llorando

El acorde que
obliga a mirarse dentro,

la frase a tiempo

El silencio roto

El silencio por silencio
de la confianza plena.

La risa del niño que persigue un ave
La inocencia de quien cree que nadie más le ve.

El hecho de que no importe.

La libertad de pensar
Y actuar según lo pensado.

La lluvia.
La risa gratuita.

Conocer una parte
Y adivinar el resto.

Caminar ciego y
olfatear distancias.


Y ahora tú te acercas.
Un beso,
dos besos,
los que sean

(los que quieras)




Pequeños placeres.

lunes, 4 de mayo de 2009

I

Te pienso.
Te pienso y te noto.
Algo va mal.
Desde una cama con piernas encogidas posición fetal y cama vacía
el error es claro, sencillo.
Se detecta como el gato detecta pescado podrido entre basuras nocturnas
y charcos de lluvia.

¿A quién le importa el hecho de que yo esté tan

..sola?

Tengo que irme.
Tengo que irme y no puedo moverme.
Estaba pensando
que compartiría contigo
mis horas bajo tierra.

Estaba pensando en
tus comas,
pausas llenas de excusas
para mirar hacia otro lado.

Yo no, soy de piedra.
Yo no soy de piedra.

No las soporto.

Odio tu terquedad,
Razón sin raciocinio,
Negación extrema
de todo aquello que nos rodea.

Me sorprende lo fácil que fue caer aquí,
sobre tus rodillas,
Y lo difícil que resulta
despedirse de la imagen perfecta.

No tengo miedo.
No, tengo miedo.

No las soporto.