viernes, 27 de junio de 2008
Berlin
De Lejos
To Do
Último café con Jaime.
Coger el coche y perderme en Toledo.
Buscar a Diego (oír su voz)
Terminar todo aquello que haya dejado a medias.
Pagar Deudas.
Mandar documento necesario a Canadá.
Dejar de fumar.
Asegurarme de que tendré dosis necesaria de música para un mes.
Café con Maria José en Fuencarral.
Un chapuzón en la piscina…
Ordenar la habitación, soplar el polvo.
Hablar con la persona que me sirve el café por las mañanas.
Guía turística con fotógrafo y campeón de bicis.
Ayudar en la mudanza de Sara e Indiana
Cena de cumpleaños de Mamá.
Último café con Tristana.
Cortarme el pelo.
Visitar el Escorial y Alcalá de Henares. Llegar a lo más alto y tumbarme allí.
Mirar billetes a Edimburgo.
Comprar cuadernos en blanco.
Respirar el Retiro por última vez.
Quedar con Peter Pan.
Fdo: Campanilla
miércoles, 25 de junio de 2008
Botones
y a mi cabeza volvieron las noches de antes…
Cuando ganábamos tiempo rescatando segundos de esas noches, en las calles, en nuestros paseos a las tantas… y dormida la ciudad solo quedaba el aire en nuestras bocas, y la respiración moría allí.
Siempre hablábamos todo… aunque no hacía falta que me descifraras tu interior, porque mirarte era más que suficiente. Ya sabía, cuando escuchaba tus llaves tintineando en la puerta, que tu cara diría el resto. Entonces entrabas en casa y, mientras me terminaba el café, te observaba recorrer esos metros hasta el salón, quitándote la corbata, desabrochándote el primer botón de la camisa, dejando al aire el comienzo de tu pecho. Me encantaba cuando te veía así, porque mi imaginación se enredaba ahí, en tu cuello, quitándote un botón detrás de otro, aprovechando tus momentos de distracción para desnudarte en silencio. Más de una vez casi se me quema la cena por culpa de esos botones. Te sentabas a mi lado y hundías tus huesos en el sofá. Sentía tu calor y tus manos buscando mi espalda... me abrazabas, y a mi... me parecían días perfectos...
Y muchas madrugadas después del trabajo, mientras volvía a casa arrastrando mis pies en la acera, mirando el suelo, te imaginaba acurrucado en el sofá, dormido, con la televisión encendida… Entonces subía las escaleras corriendo, y me sorprendía la luz de una vela iluminando nuestra pequeña terraza, y te encontraba allí, sonriéndome… te acercabas y me besabas, me preguntabas qué tal el día mientras hundías tus dedos en mi pelo y me ofrecías una copa de vino.
Me encantaban esas noches.
¿Y ahora me preguntas, si cuando te vayas, te echaré de menos?
martes, 24 de junio de 2008
Imaginación
con la intensidad de una mirada
con la melodía de una extraña voz,
que me atraviesa por dentro,
que duerme en mí cada noche.
Y con la ilusión de amar lo descubierto,
apagaré los miedos que no cuadran
…
Volveré a caminar con la certeza de que
no me arrepentiré de estos pasos,
y me perderé en tus pliegues
y me sorprenderé de juntar mi mano con la tuya
mi cuerpo con el tuyo
y descubrir que quizás es verdad lo que pienso
y no te digo,
y que si me miras…
si me rozas…
Tendré la certeza de que
no hay palabras para definir esto.
Vosotros
lunes, 23 de junio de 2008
Tormenta
Un instante de fuego... en el cielo...
Un fuerte estruendo, casi asesino
Sin esperarlo
Todo se sacudió por dentro…
descompuesto en pedazos,
Y la luz…
brilló tan sólo un segundo...
Después todo volvió a la oscuridad,
A las sombras…
(Siento haber tenido esta sensación antes…)
Rutina
adormece miradas
diluye el sudor,
día tras día…
te preguntas
hasta dónde existes
si acaso no eres una pieza más
en el asiento de siempre
en el tren de siempre
en la ciudad de siempre
el silbato descompone el silencio
de caras dormidas
y sonrisas inexistentes
solo observas
la línea negra que bordea unos ojos
que miran al suelo,
vacíos
como si el mundo no existiera
ya más
alrededor
un pie se balancea al ritmo de la música
escondida
que sólo él escucha
y no comparte
y unos tacones se rascan la pierna izquierda
mientras esperan poder salir del vagón.
Joder… odio esta rutina que te hace mirar el suelo
Noche
Qué nos une y qué nos separa
Si alguna vez (quizá) nos miramos
Sin saberlo
Si alguna vez nos cruzamos,
Sin detenernos
Pregúntame por qué te imagino
y te pinto con el dedo en mi techo
y si coincides
en mi cabeza todo es perfecto
domingo, 22 de junio de 2008
Cuando éramos pequeños
con gritos de juventud
¿Recordáis carreras en pasillos interminables…
y un techo lejano
de sueños aún por dibujar?
Resuenan nuestras voces
con alma de inocencia
saltos y escondites
dientes de leche,
blancos
piel nueva
intacta
Convertimos horas en segundos
y en un instante
las llenamos de vida
sábado, 21 de junio de 2008
Septiembre
en ella caminábamos
azul y blanco, tierra y mar
y un cristal transparente
de noches trasnochadas
el recuerdo vestido de días felices
aquellos días en los que la música llenaba el aire
y en la ventana el último rayo de luna, impaciente
si…
siempre tu recuerdo abrazado por las olas,
por un faro anónimo en la plenitud del silencio
aire fresco en la piel
quizá la lluvia no nos rozaba en aquella época
no sentíamos frío
tan sólo la humedad del aire en nuestros dedos
siguiendo el contorno de la boca
del cuello
de los párpados
el deseo, de querer estar juntos
y estarlo
hoy es una noche trasnochada
y estoy sola en mi techo
he mezclado el alcohol con el mar
viernes, 20 de junio de 2008
Riders on the Storm
- ¿Te gustaría ir al puente de la risa?
- ¿Qué es eso?
Nos metemos en el coche
- El lugar al que te voy a llevar ahora mismo
- ¿Por qué se llama así?
- Tienes que descubrirlo tú misma…
Subes el volumen de la canción y continúas hablando:
- ¿No conocías a los Doors?
- No…pero me encantan… (cierro los ojos)
Dime, ¿cómo es ese sitio?
- Pues…¿ alguna vez has notado cómo si tu estómago se diera la vuelta,
como una fuerte sacudida, al subir y bajar muy rápido un bache?
- Creo que no…
- Ya estamos… agárrate fuerte
(…) ¡Ahora entiendo por qué se llama el puente de la risa!
- ¿Recuerdas cuando fuimos al faro de Cabo de Palos?
- Claro. Recuerdo que nos costó subir la cuesta, esquivar las rocas, en medio de la oscuridad…
- Siempre encontré tu mano
- Mereció la pena… el cielo de aquella noche, plagado de estrellas… sólo tú y yo sabríamos volver a ese lugar…
- Y el mar, las olas, recuerdo cómo se movía tu pelo, largo, negro, con el viento…
- El olor a sal y nuestros pies casi rozando la espuma del agua
- Podría volver con los ojos cerrados…
Acabada la canción
Acabada la historia
Energía nunca liberada
jueves, 19 de junio de 2008
martes, 17 de junio de 2008
el otro lado
- ¿En serio?
- Quería sujetarte entre mis dedos…
- Bueno, aquí estoy, entero, puedes verme cada día
- Si, pero yo a veces no quiero mirarte…
- ¿Por qué?
- No quiero saber la verdad…
- Bueno, ya sabes que no puedo engañarte…
- Quiero hacerlo sin miedo
- Eso depende de ti.
- Últimamente no nos vemos mucho…
- Lo sé. Pero yo estaré siempre aquí.
Aunque tú no me veas…
Foto: Chema Madoz
lunes, 16 de junio de 2008
Cosas que nunca te dije
Mientras corro bajo la lluvia pienso en los minutos eternos, de antes,
Quisiera hablarte sobre cómo me siento ahora,
Mírame,
que no son lágrimas
y escapan de mis párpados …
Quisiera hablarte de los silencios que no hieren,
de las palabras que no atan.
Decirte que he vuelto a disfrutar la música,
saqué mi guitarra, soplé el polvo.
Decirte que estoy entera
que mi corazón vibra,
y se confunde entre la gente…
Quisiera que supieras que he vuelto a sonreír
sin motivo
que me baña el cielo y sólo se me ocurre gritar
de emoción,
aún más…
Observo cabezas que huyen protegiéndose bajo paraguas,
miradas que nunca conoceré.
Pienso en las palabras que ya no tienen sentido para mí…
Cuento los segundos y me detengo en el instante
alguien grita un nombre,
me cruzo con unos ojos que no me buscan,
y sin embargo, me hablan.
Se funden con el reflejo de sus pupilas,
con los ojos buscados.
parecen formar parte de un cristal transparente,
con sonrisas a ambos lados.
Continúo caminando,
mientras mis sentidos captan
la humedad del aire,
paraguas y más paraguas,
Un autobús atestado,
y el viento.
del aire
domingo, 15 de junio de 2008
Un mundo para los verdes
-dice un entusiasta de la ecología
sentado en su fiat 126
junto al semáforo rojo de la Avenida de Jerusalén-
es el color de la prohibición:
para no te muevas
cuando veas una mancha roja en la acera
pasa de largo
si pisas la sangre
tus zapatos serán una prueba: serás cómplice
qué distinto es el color verde
el color de la permisión
el color de los prados
de los espacios abiertos:
respira
adelante
vuela
nuestro futuro será verde
sólo los que están verdes
no piensan en el miedo
sobre sus cabezas verdes se ponen caperuzas rojas
y ya no temen a los lobos
Ryszard Kapuściński
Poesía completa
Ryszard Kapuściński
***
Primero:
Tienes que enfrentarte
a lo que te rodea
tienes que estar aquí
pero
de otra manera
tienes que estudiar qué es lo propio
y que sea
no soberbia sino fuerza
Segundo:
Tienes que y tienes que
como el silbido del látigo
Descubrimiento
Tu corazón es destrozado por el dolor:
empiezas a sentir el corazón
tus ojos de repente dejan de ver:
empiezas a sentir los ojos
tu memoria se hunde en la oscuridad:
empiezas a sentir la memoria
te descubres a ti mismo
negándote a ti mismo
existes
negando la existencia
El escultor de Ashanti
En el tronco de un árbol de teca
busca un par de ojos
talla con el escoplo quita la primera capa
no descubre nada
ahonda
se va impacientando
mira pero
no ve nada bajo el párpado de la madera
que retira no encuentra pupila
se acerca a la médula
tropieza con un par de ojos
mira aterrorizado
miércoles, 11 de junio de 2008
Raro
nos quedemos el uno frente al otro?
¿qué nos diríamos entonces?
No sé escribir susurros, ni la respiración…
Me basta un silencio
Quizá el viento de la calle, o las horas,
puedan hablar por nosotros…
Me basta tu presencia
sin cuerpo, sin nombre.
Pienso en la situación inexistente,
no lo puedo evitar...
No hay tristeza, solo ganas de llorar
Quizá esa sea la respuesta,
Que no hay respuesta
Que no hay cuerpo
Que no hay nada.
No sé escribir la desesperación de otra manera
lunes, 9 de junio de 2008
Quien quiera que seas
Ella entra en la cafetería.
Clava su mirada detrás de la barra. Sonríe.
- Buenos días. ¿Un café con leche?
Se sitúa en la mesa de siempre,
mientras el sabor de la cafeína se adueña de su boca,
y los golpes de su estómago.
Sola, se siente bien.
Sus pensamientos dibujados
vibran
en los tímpanos,
y el pulso se acelera.
Clava su mirada.
Sonríe,
como cada mañana,
en silencio.
El Hombre de pelo gris
Recuerdo el contacto con el frío suelo, gris, donde mi pequeño cuerpo se acurrucaba dejando volar los sueños. Siempre encontraba la misma posición, acompañada de esa almohada y empuñando la suave etiqueta, que mordí hasta desgastar.
Puedo recordar sus manos, enormes, arropando las mías. Pero sobretodo recuerdo que siempre desprendían calor.
Todas las noches encontraban un lugar en mi cabecita, descansaban hundidas en mi pelo hasta que me quedaba dormida. Después, el olor del cabello gris, cuando se despedía. Recuerdo las canciones nocturnas (ella era más de contar historias) escuchando la suave melodía desde mi almohada, absorbiendo todos los sonidos que escapaban de las cuerdas de la guitarra. Recuerdo el silencio de sus párpados cada vez que se sentaba en mi cama y tocaba una canción, preguntarle, hablarle, y comprender su mundo. Apreciarlo. Entonces dejaba de tocar, me escuchaba y se quedaba conmigo el tiempo necesario. Con los años dejó de entrar sin avisar, y con una tímida caricia llamaba a la puerta, inventándose cualquier excusa sólo para quedarse unos minutos conmigo y hablar, saber que estaba bien.
Recuerdo la etapa en que desaparecía la mayor parte de la semana por trabajo, trabajo y más trabajo. Gracias a ella – o, más bien, a pesar de ella- hoy tenemos muchas cosas que quizá en otro tiempo no valoramos.
Recuerdo enfadarme con él porque fumaba, y años más tarde encontrármelo escondido en algún lugar de la casa, robándole el último aliento del día a un cigarrillo. Reírme con él y encender mi cigarro con el suyo. Esas eran noches de complicidad.
Y el calor de su mano siempre te sorprendía en los momentos más crudos, protegiéndote del frío, de la tristeza, de las palabras.
Él siempre buscó el último minuto del día para estar con nosotros, aunque su cuerpo le rogara a cada paso irse a la cama a descansar.
Siempre tenía una sonrisa aunque nadie imaginaba dónde estaba su cabeza.
Creo que nunca le vi llorar.
domingo, 8 de junio de 2008
Música
Cada vez brotaban más abrazos, aquella música tenía poder…
La gente aprendió de ella,
superó,
sufrió,
amó con ella.
Aquella noche crecieron ríos. Yo los vi.
Estaban en nuestros ojos.
En ese instante,
una gota resbaló por mi cara
y comprendí por qué eran quienes eran.
Concierto 2008
martes, 3 de junio de 2008
Lavapiés
un tablón pintado en algún bar de Lavapiés.
Cuándo no importa.
No estoy sola,
me acompaña el recuerdo,
sentado a mi derecha
me abraza.
En frente de mi unos labios manchados de vino
ríen y cuentan historias.
Aguardiente
y un cigarro entre mis dedos
humo exhalado de mi garganta
convertido en aire, y después en
nada.
Busco miradas que se detengan,
que me regalen un instante.
Qué absurdo.
Mi cuerpo,
en algún lugar de Madrid
que ya no me resulta familiar.
Miro mis manos de anciana,
y pienso
tal vez esperé demasiado.
Hoy nada importa.
Ahora, grita.