lunes, 22 de diciembre de 2008

Kike, el fetichista de bragas

Enrique tiene 23 años, nació en una pequeña localidad de Burgos.
Desde muy joven supo que el matrimonio de sus padres estaba roto, aunque ellos tomaran muchas precauciones en fingir delante de él lo contrario. Él había visto a su madre relacionarse con otros hombres en varias ocasiones, y su padre trabajaba demasiadas horas para ser consciente de algo. Debido a la falta de comprensión, amor y cariño que recibía por parte de sus padres comenzó a desarrollar un sentido de independencia a una edad muy temprana. Dicho sentido le liberaba de todo tipo de pasiones que pudieran perjudicarle –pensaba él - , pues todo cuanto había a su alrededor le había fallado. Enrique buscaba en su interior un lugar más seguro, aunque en el fondo le atormentara sentirse tan solo. A raíz de esa extraña soledad Enrique vio ante él la posibilidad de enriquecerse con el mundo de las artes. De este modo comenzó a experimentar con sus capacidades en música, pintura, escritura, llegando a componer fragmentos realmente bellos, pero que por su condición introvertida se obligaría a esconder y jamás mostrar. Enrique también amaba la lectura (Freud estaba entre sus favoritos), su estantería estaba plagada de tomos de libros polvorientos con las tapas raídas, que alguien había calificado una vez de “infumables”, pero que en cambio él consideraba verdaderas obras de arte.
Enrique se había convertido en una persona extremadamente meticulosa en el orden. Su ropa se amontonaba por colores, incluso texturas. Sus discos de música por orden alfabético, estilos y cronologías. Le gustaba almacenar objetos en distintas cajas, que variaban de color y tamaño según el objeto que contuviera. Nadie era consciente de tales manías, pues Enrique entraba en su habitación y salía de ella sin levantar sospechas de lo que estaba tramando en su interior. En realidad, tampoco nadie se preguntaba por ello.

6 comentarios:

Luchida dijo...

Enrique, un chico peculiar... ¿Qué tramará? A ver si sigues :P

Ciudadano B dijo...

Este lugar es fantástico para quedarse un rato en compañía de un buen café. Es mi primera visita y no será la última.

Si en mi ciudad deshabitada pusieran un café, me gustaría que fuese el tuyo.

Saludos.

Stunt21 dijo...

Locura

Castrodorrey dijo...

Interesante relato. Saludos desde Sevilla, y feliz año venidero. Que no se te agote el talento, y logres crear belleza con tus letras, muy bien colocadas, por cierto.

Castrodorrey dijo...

No se merecen las gracias...ha sido voluntario, y gustoso...un placer. Saludos cordiales, y seguiré recibiendo tus escritos por rss.

Didac Udagoien dijo...

no existe la realidad, ¿sábes?, pero sí los ángulos rectos... y también los caracteres obtusos...