martes, 14 de octubre de 2008


Rodeados de océano
A merced de la marea
Con las manos hundidas en
barro,
O tierra..
No hay llanto ni pena
no existe la nostalgia
(aún)
Tu contorno en la marea
enreda
mis pies.

7 comentarios:

Mary J. Varher dijo...

WOW!
LA FOTO ESTÁ INCREIBLE!!!
NOS VEMOS!

Anónimo dijo...

Gran foto, evocadoras palabras.

dijo...

preciosas malabras...enredadas como tus piés.

Anónimo dijo...

paso

a

paso


me alejo de mi mismo
y parece que hoy

no habrá sorpresas
no habrá ni un solo pensamiento

(curioso)

que camine por el borde
de tu
ventana...

esta noche
me borro
el esbozo
de sonrisa

q me prometí
a

mi



mismo...

arcoiris dijo...

Y es que cuando el cuento tiene tantas páginas... empieza a pesar en el bolso de la vida, puedes abrir un agujero en el fondo para ir soltando lastre... pero te arriesgas a que se escape lo que quieres conservar. Porque resulta que si no dejas de vigilar el fondo de la bolsa no ves lo demás

Noviembre dijo...

Corto pero intenso... geniales imagenes y palabras...

Un saludo

Unknown dijo...

Vi el horizonte.
Luego lo miré.
Y el sol se ponía a lo lejos y yo entorné los ojos como si quisiera ver algo que esta en la distancia, o que esta muy cerca, según como se mire.

Y el Suelo y el Cielo se juntaban de una forma extraña, como si por algún pacto no escrito nunca hubieran dejado de estar separados, aunque se alejaban de vez en cuando, para despistar a aquellos que seguían sin rumbo fijo y con (ciertos) horarios que cumplir.

Entonces me di cuenta de que sólo había que fijarse en eso para descubrir su secreto, y descubrí que seguía vivo, porque veía el verde y el dorado. No importa lo que pasase, por que el horizonte estaba allí, a lo lejos.

Y...
Y lo vi cambiando.

Y vi el horizonte verde y dorado, y lo vi azul oscuro y negro, y luego lila y a veces plateado.

Y esta tan, tan lejos.

Y queda tanto por sentir….