El Café Cinema existe, en una calle perdida de Berlín. En ese lugar las páginas dejaron de ser blancas. Y algo cambió.
jueves, 12 de enero de 2012
Las Pistoleras
Yo no sabía que una pistola y un sombrero me iban a devolver a los juegos de la guardería. Sí, lo pasamos muy bien. Luego despertamos y estábamos metidos en una furgoneta, y volvimos a ser adultos. No tan divertido.
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