miércoles, 1 de abril de 2009

G.

Desde una absurda mesa
en el café de la esquina
me gustan los acordes tristes
de una voz olvidada
las estúpidas preguntas
que escapan de una boca al final de la barra
y no lo son tanto.
Mil recuerdos se desprenden de
una sola palabra
en mi oído derecho.
Lo único que me llena
es la sensación que produce
el insignificante hecho de alargar la mano
y rozar tus párpados
cada vez que nos vemos
invadir tu aroma
aunque sea durante un instante
lento e insignificante.


Necesito meter la piel en agua hirviendo
Y olvidar el resto.

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