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Nunca sabes qué sucederá mañana.
Pero hoy,
tu memoria captura el instante,
como el barro captura una huella
dejándose impresionar.
Has conseguido situarte más atrás,
verlo todo con cierta distancia.
Arrastras esa imagen hacia el fondo de tu cajón,
allí podrás volver a evocarla
cuando camines sobre la hierba, descalza,
el día sea claro,
y en la nariz golpée el verano impaciente.
Podrás decir, hace tantos años de aquello,
podrás volver a ése día,
tus ojos no habrán envejecido.
Cerrados recordarán, siempre,
sonrisas dentro de un abrazo.