Theo: Escucha, Matthew.
Matthew: ¿Sí?
Theo: Tú eres un gran cinéfilo.
Matthew: Sí.
Theo: ¿Y por qué no ves a Mao como un gran director, haciendo una película con millones de actores, con sus miles de guardias rojos marchando juntos hacia el futuro con el pequeño libro rojo en la mano? Libros, no armas. Cultura, no violencia. ¿No crees que sería una magnífica película épica?
Matthew: Supongo, pero… Es fácil decir “libros, no armas” y no es cierto. No son libros, es libro, un libro… Sólo es un libro.
Theo: ¡Cállate! Hablas igual que mi padre.
Matthew: ¡No, no! Escúchame. Esos… Esos guardias rojos, a los que admiras, llevan todos el mismo libro, y cantan las mismas canciones y repiten como loros las mismas consignas. En ésa gran película épica, todos son extras. Da miedo, me pone la piel de gallina. Siento decirlo, pero, para mí, hay una clara contradicción.